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La trampa de la felicidad

La pandemia continua y estamos todos—de nuestra manera particular—lidiando con los efectos del aislamiento a largo plazo de familia y amigos. Por esa razón muchos estamos sintiendo que la felicidad está mas escaza de lo que lo estaba antes y nos preguntamos si estamos fallando de alguna manera. Pero como Rafael Euba, lector de psiquiatría en King’s College Londres, explica en The Conversation, nuestro cerebro no está hecho para tener felicidad sustentada. Él argumenta, “en vez, estamos diseñados para sobrevivir y reproducirnos. Estas son labores difíciles, así que nos toca luchar y esforzarnos, buscar gratificación y seguridad, defendernos de peligros y evitar el dolor.” Esas labores sí resultan en una cantidad de erupciones de felicidad, pero estar contentos todo el tiempo nos prevendría de emprender el resto de las batallas requeridas para que la especie humana perdure.

Euba cree que este deseo aparentemente global de conseguir la felicidad constante viene en parte de la creciente influencia que los Estados Unidos tiene sobre los sueños y aspiraciones del mundo. Del derecho a buscar la felicidad estando en nuestra Constitución a un sin fin de historias prometiendo finales felices contadas a través de pantallas y canciones y enviadas a cada rincón del mundo, la devoción americana a la felicidad hace que nos sintamos insatisfechos con la imperativa de nuestras mentes y cuerpos a fluctuar entre emociones. Siendo cineasta que trabaja en una de las industrias que más eficientemente disemina este deseo colectivo a llenar expectaciones irreales, siento la responsabilidad de contar historias que valoran la felicidad pero nos recuerdan que las otras emociones tienen el mismo valor en términos de nuestro crecimiento como seres humanos. Para contar esas historias necesitamos personajes tridimensionales de varios géneros, sexualidades, razas, clases sociales y habilidades, así como tramas que van más allá de las explosiones y persecuciones de automóvil para llegar a las luchas más complejas (y a veces menos emocionantes visualmente) por las que todos pasamos.

Tal vez es porque las mujeres cineastas han históricamente tenido que trabajar con presupuestos más bajos que no nos permiten suficientes efectos especiales para esconder personajes poco desarrollados o porque nos atrae explorar una gama más plena de emociones, pero las directoras tienen destreza para contar historias que nos recuerdan que la felicidad, aunque esencial, también es efímera. Mi querida amiga Barbara Ann O’Leary cataliza una celebración de películas #DirectedByWomen en septiembre de cada año. 2020 en particular parece el perfecto año para explorar el vasto rango de cómo las mujeres representan la experiencia humana en la pantalla. De lágrimas imparables a felicidad desesperadamente necesitada y todos los puntos intermedios, acompáñanos a ver el mundo a través de los ojos de las mujeres. Encontrarás facetas matizadas de ti mismo reflejadas en las historias que contamos y te ayudarán a desentrañar tus propias experiencias.

Natalia Machado se une a La época de los sollozos como productora

Tenemos el honor de darle la bienvenida a Natalia Machado como productora a nuestro largometraje documental. Natalia, quien ha estado trabajando con el proyecto desde el 2018 como productora asociada, ahora se une como productora. Viene con años de experiencia haciendo películas extraordinarias a través de su compañía de producción venezolana, La Pandilla, que han sido proyectadas en algunos de los festivales más prestigiosos del mundo como Cannes Semaine de la Critique, Tribeca, Berlinale, San Sebastian y Mar de Plata. Nos ilusiona mucho lo que esta colaboración traerá el proyecto.

Foto desentarrada del mes

Cuando era adolescente mi mamá compró una videocámara y por años nos tomamos turnos filmando nuestras vidas. Cuando me compré mi propia cámara en 2009, sin embargo, no la apunté hacia mi esposo Nate y hacia mí sino hacia los sujetos de mis documentales y ensayos de video. Cuando mi embarazo con mi hijo mayor se acercaba a su final, sin embargo, sentí la necesidad de capturar los cambios de mi cuerpo y, más importante aún, el bebé que pronto llegaría a nuestras vidas. Años después cuando digitalicé las docenas de cassettes High8 que mi familia había tomado en los años 90, me di cuenta que estaba siguiendo los pasos de mi mamá al tratar de capturar el amor que siento por mis hijos fílmicamente. Para cuando mi segundo hijo Santiago nació, era para mí difícil distinguir entre mi vida profesional y personal al filmar el mundo. Me había oficialmente (al menos en mi mente) convertido en autora de memorias y el cine era la manera más rica en la que sabía capturar el presente por la gloriosa habilidad de la cámara de elocuentemente grabar imágenes, sonidos y los temperamentos que dominan nuestra existencia.

Convertirnos en autores de memorias cuya historia está inextricablemente entrelazada con la de nuestra familia significa que las personas que queremos se convierten en el sujeto al cual nuestro lente se torna una y otra vez. Para bien o para mal (probablemente un poco para ambos) mis hijos han crecido frente a las cámaras y han aprendido a pensar en sí mismos como seres humanos que juegan un rol en las películas y ensayos de video de su mamá. Este verano al tratar de mitigar las heridas que la pandemia deja en ellos decidí que era hora de invertir los papeles. Les di a cada uno una de mis cámaras viejas y algo aporreadas y los invité a grabar el mundo como lo ven (un mundo que incluye ciertos ángulos poco favorecedores de su madre). Hice un trato conmigo misma que no voy a controlar su visión de nuestras vidas. Mantengo el material que graban meticulosamente catalogado y respaldado para que si quieren podremos editar nuestras versiones de este presente cuando sean mayores cuando este momento se convierta en su pasado. Si quieren hacerlo, me ilusiona conocer las verdades (bellas, feas, transcendentales, profundas) que descubriremos sobre las madres y los hijos y lo que ellos conseguirán el uno en el otro y en sí mismos a través de esta combinación alquímica de lentes, luz y material tembloroso grabado por manos pequeñas.

Únete a nuestras conversaciones de Twitter #DirectedByWomen/agnès films para celebrar a las mujeres cineastas

agnés films, la publicación sobre mujeres cineastas y feministas que cofundé y de la cual soy editora jefe, está colaborando con #DirectedByWomen para presentar tres conversaciones de Twitter con mujeres cineastas este mes para celebrar su trabajo y las espectaculares narrativas que traen a las pantallas. Puedes ir al hashtag #DBWomen2020 para leer nuestras conversaciones previas con las cineastas Iram Parveen Bilal, Jen McGowan y Joyce Wu, y puedes unirte a nuestra conversación con Ariel Dougherty el 30 de septiembre a las 12pm EDT a través de ese hashtag. Ven a visitarnos, haz preguntas y únete a nuestra conversación.

agnès films te invita a ver películas, programas de televisión y documentales #DirectedByWomen


agnès films hizo una encuesta de Twitter este verano invitando a nuestros lectores a que nos contaran sobre el contenido #DirectedByWomen que adoran. Visita “The #DirectedByWomen Films, TV Shows, and Documentaries That Need More Love from You,” el artículo que Kara Headley y yo escribimos sobre las respuestas de nuestros lectores y tendrás un mapa a contenido exquisito que te invita a explorar las experiencias humanas y tu propia vida con todos los altibajos diseñados por nuestra evolución y lo que aprendemos al navegar el mundo juntos.

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