Version in English.

Soñando en venezolano

Cuando no has vivido en un país por 26 años es difícil comprender su política, aún si ese país es tu patria. Yo salí de Venezuela en 1993 a los 16 años con el conocimiento elemental  de las fuerzas históricas y políticas que una adolescente estudiosa pudo llegar a desarrollar. Seis años después de mi partida, Hugo Chávez fue electo presidente y llevó a cabo una revolución socialista con altos tintes populistas que décadas después ha resultado en inanición masiva e inflación astronómica. Ya que tengo familiares que apoyan a Nicolás Maduro, el sucesor elegido por Chávez antes de morir, y familiares que son dedicados miembros de la Oposición, oigo cuán distintas son sus interpretaciones de la misma situación. A pesar de ser firmemente opositora, trato de respetar las opiniones de los seguidores del Chavismo en mi vida, ya que a diferencia de mí, ellos todavía están en Venezuela y viven los eventos sobre los cuales yo sólo puedo leer.

Y hay mucho para leer en estos momentos. El 23 de enero, Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional la cual está dominada por la oposición, se declaró presidente de la República debido a que las elecciones de mayo 2018 en las cuales Maduro resultó electo han sido globalmente acusadas de fraude. Muchos países—incluyendo los Estados Unidos, España, Francia, Gran Bretaña y Alemania—han reconocido a Gauidó como Presidente Encargado, mientras que otros como Rusia, China, Cuba e Irán, han vociferado apoyo a Maduro. Debido a que Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo en el mundo, su futuro es algo que crea intereses que van más allá de lo humanitario entre líderes mundiales. En estos momentos la situación es muy tensa porque los Estados Unidos envió camiones cargando 50 toneladas métricas de alimentos y medicina a la frontera de Colombia y Venezuela, pero Maduro no permite que entren al país. Como reporta NPR, la Cruz Roja y las agencias de las Naciones Unidas se niegan a unirse a este esfuerzo humanitario porque los Estados Unidos ha admitido que la acción es en parte una estrategia que tiene como fin la caída de Maduro, invitando a las Fuerzas Armadas a desertar para dejar que los camiones pasen contra la voluntad del gobierno. Siendo una venezolana que, como los tres millones de venezolanos que han escapado el régimen de Chávez y Maduro, sólo puedo ver lo que ocurre en mi país desde afuera. Deseo desesperadamente que la ayuda humanitaria logre entrar,pero sin derramamiento de sangre. Puede que esté soñando con cosas imposibles pero se me dificulta desear otra cosa. Hay tragedias que son tan engorrosas que tal vez sólo el optimismo infantil puede hacerles frente. Así que con mi corazón de niña venezolana me imagino un final sin violencia para este régimen y a la devastación que ha causado.

Tenemos un primer corte del primer acto de La época de los sollozos

Nuestra editora Cristina Carrasco y yo hemos pasado semanas trabajando sin parar en lo que hemos llamado el primer acto del documental, una sección que cubre más o menos el primer tercio de la narrativa. Basado en las respuestas que recibimos de las personas que vieron nuestro corte y nos dieron devoluciones, parecemos estar llegando al tono, corazón y ritmo de la película. Si les interesa dar devoluciones sobre cortes futuros, respondan a este email y los añadiremos a nuestra lista de personas que contactamos cuando necesitamos saber lo que funciona y lo que no en uno de nuestros cortes.

Foto desentarrada del mes

Un ritual que las niñas venezolanas compartimos es vestirnos en traje tradicional e ir a bailar joropo en alguna acto del colegio. El joropo es una música venezolana que como el mismo país proviene de una mezcla de culturas indígenas, africanas y europeas. Nos ponemos falda floreada, blusa blanca, alpargatas y flores recién cortadas encajadas en los oídos que raramente se quedan en su sitio. Movemos los pies al ritmo de la música y los brazos en círculos, seductivamente levantando la falda y revelando las piernas. Mientras que mi lado feminista quiere cuestionar una tradición que básicamente está preparando a niñas, sin importar su orientación sexual, para convertirse en esposas y madres, sólo siento alegría cuando veo esta fotografía. Como niña de kínder, no logré contener la emoción al unirme a todas las niñas de mi clase en el escenario, moviéndonos en el unísono fragmentado de niñas de cinco años bailando al seguir los pasos de generaciones de mujeres venezolanas que lo hicieron antes que nosotras. Hoy niñitas venezolanas se visten de bailarinas de joropo en protestas políticas alrededor del mundo. Cuando las veo, se me aguan los ojos al pensar en lo que ellas y yo hemos perdido al convertir un símbolo tradicional en un gesto de niñas pidiendo ayuda para resolver problemas que los adultos no sabemos como solucionar. Así y todo bailamos por el día en que podremos regresar a nuestra patria.

Mi video-ensayo sobre los videos caseros y la maternidad

Uno de mis proyectos favoritos se acaba de publicar en la revista arbitrada Kairos: A Journal of Rhetoric, Technology, and Pedagogy. En “Motherhood on the Screen: An Exploration of Wounds Opened and Closed Through Home Video,” exploro como el digitalizar docenas de casetes de video grabados durante mi adolescencia me ayudó a desarrollar una comprensión más profunda sobre mi relación con mi familia cuando nos mudamos de Venezuela a los Estados Unidos. Es un ensayo accesible no importa si uno es académico o no.

Mi entrevista sobre cineastas latinas

En “MSU Professor, student resist sexualization of Latinas in media,” tuve la fortuna de ser entrevistada por State News acerca de los dañinos estereotipos sobre latinas en el cine y la televisión norteamericana y sobre por qué el tener más cineastas latinas puede mejorar la situación.

Conéctate con nosotros en las redes sociales

Preguntas? Comentarios? Ideas?
Respóndenos a este correo electrónico.
Version in English.
Archivo de cartas comunitarias previas